Una técnica útil para amplificar el beneficio de la diversión.
Se ha escrito mucho sobre el arte de vivir en el presente y con razón. El acto de saborear y ser consciente, especialmente cuando se disfruta, es beneficioso para nuestro bienestar de muchas maneras.
Sin embargo, hay un componente importante, aunque a menudo infrautilizado, de la práctica de saborear que es un método poderoso para ayudarnos a manifestar un estado de placer: saborear el disfrute del pasado a través del recuerdo. Rememorar es una práctica sencilla que cualquiera puede utilizar para extender el beneficio de las alegrías de la vida —la diversión que tuvo ayer, el año pasado o la última década— que pocos han adoptado como práctica deliberada.
Uno de los aspectos más atractivos de recordar es que esta práctica amplía los beneficios de la diversión. La atención plena y el saboreo son técnicas bien establecidas para sacar el máximo provecho de cada momento, en el momento. Reminiscing es (casi) lo contrario: una herramienta para sacar el máximo provecho de los momentos después del momento, asegurando que los buenos momentos contribuyan al máximo a su bienestar incluso años después de la diversión. Hay una gran variedad de técnicas que se pueden utilizar para rememorar. A continuación se ofrecen algunos ejemplos. Escoge una que te parezca divertida y experimenta con ella para que la práctica te funcione.
El cofre del tesoro
Los momentos más importantes y divertidos de tu vida suelen ser cuestión de horas. Tener en cuenta esta realidad puede hacer que te esfuerces por conservar los recuerdos valiosos. La conciencia temporal en el momento puede ayudar a recordar lo rápido que pasan las cosas para asegurarse de disfrutar de los momentos mientras duran. (Sin embargo, hay que tener cuidado con esto, porque recordarse a sí mismo lo rápido que pasan los momentos puede convertirse fácilmente en una rumiación negativa que empañe la diversión del momento). La idea no es socavar la importancia de disfrutar de las experiencias más importantes en el momento, sino que con demasiada frecuencia infravaloramos los buenos recuerdos posteriores.
Para los grandes acontecimientos de la vida —como bodas, vacaciones y otras experiencias únicas—, crear un cofre del tesoro“” personal es una gran técnica para recordar. El cofre del tesoro puede ser para cosas tangibles o, para los que carecen de espacio, para activos digitales (o una combinación de ambos). En cualquier caso, debe estar lleno de recuerdos que le devuelvan a ese momento entrañable. El baúl puede incluir viejos billetes de avión o de tren, folletos de los lugares que visitaste, imanes de nevera, fotografías, pequeños objetos… o lo que tú decidas que es significativo. Al igual que la diversión, tú decides la mejor manera de revivir tus recuerdos divertidos. En lugar de una receta, aquí tienes algunas ideas para empezar:
- Crea un tarro de vacaciones. Cuando vayas a algún lugar divertido, recoge algunos objetos durante el viaje (por ejemplo, piedras, conchas marinas, trozos de tela, postales, dibujos). Colócalos todos en un tarro de cristal y guárdalos como decoración en una estantería.
- En lugar de llevar un diario formal, escribe pequeñas historias o viñetas que describan tus momentos favoritos y guárdalas en una carpeta, añadiendo otras nuevas a medida que vayas avanzando.
- Organiza un álbum de fotos temático. Los álbumes de boda son estupendos, pero cualquier acontecimiento significativo puede merecer un álbum. Ahora hay tantas opciones asequibles de impresión que no tienes que preocuparte si el libro se desgasta por el uso frecuente. Siempre puedes reimprimirlo. También puedes hacer una copia de archivo cara de un acontecimiento realmente importante que permanezca en la estantería junto a una versión más barata que sea más apropiada para un uso intensivo (por ejemplo, un libro de mesa de café o un recuerdo para los niños).
El jardín de los recuerdos
Disfrutar de recuerdos divertidos conlleva una serie de beneficios psicológicos, y documentar nuestras emociones positivas tiene beneficios adaptativos a largo plazo. Investigadores del MIT descubrieron que activar los recuerdos positivos puede ayudar a suprimir la depresión, así como a crear recursos intelectuales, sociales y psicológicos duraderos. Cuando la vida no es tan divertida, el acceso a estos buenos recuerdos también nos ofrece resistencia emocional.
La creación de un “jardín de la memoria” mediante el mantenimiento de un diario es una forma extremadamente eficiente y eficaz de almacenar los recuerdos y procesar nuestras experiencias, sintetizando los acontecimientos y las actividades en una narración coherente. Nos da el poder de ser dueños de nuestras historias personales. En las páginas de un diario, podemos conservar, podar, celebrar y lamentar lo que consideremos oportuno.
Tanto si escribes tus entradas con listas de viñetas como con narraciones descriptivas, intenta incluir detalles memorables sobre la experiencia que estás describiendo. ¿Por qué fue divertido? ¿Cómo te sentiste? ¿Con quién estabas? ¿Dónde estaba el escenario y cuándo tuvo lugar?
Si no te gusta escribir, el hecho de que te prescriban un número de palabras o un tiempo determinado para hacerlo puede desanimarte. Sin embargo, es importante que, al menos, escribas rápidamente suficientes detalles para que, cuando vuelvas a la entrada, puedas recordar el acontecimiento. Si eres demasiado breve, corres el riesgo de volver a ver una entrada y que no te sirva para recordar lo sucedido. No dejes que esto te ocurra. Si te gusta escribir, hazlo: es otra forma de divertirse.
Si puedes, incluye en tu entrada del diario un artefacto de anclaje. Algo que te recuerde el acontecimiento (una foto, la letra de una canción, un clip de vídeo si utilizas un diario online o electrónico). Al incluir un artefacto de este modo, el recuerdo existe tanto en tu mente subjetiva como de forma tangible en la realidad objetiva. Este tipo de anclaje mejora nuestro recuerdo y ayuda a garantizar que recordaremos el acontecimiento en el futuro.
Después de documentar tu recuerdo, intenta compartir el relato con otros de alguna forma. Ya sea compartiendo literalmente la entrada con las personas implicadas o con otras personas que creas que pueden disfrutarla, o contando la entrada de otra manera, como compartiéndola verbalmente de alguna forma o publicando una versión de la misma en las redes sociales y etiquetando a los implicados.
Sugerencias sencillas
Para asegurarnos de que nos beneficiamos de recordar y saborear, una estrategia eficaz puede ser programar en nuestro día breves momentos de reflexión. La próxima vez que haga su calendario semanal, incluya algunos pequeños bloques de tiempo para actos de reminiscencia. Por ejemplo, dedicar un tiempo a mirar fotos antiguas, llamar a los amigos para hacerles saber que estás pensando en un buen momento que habéis pasado, o simplemente programar un pequeño descanso para disfrutar de algo divertido que hayas hecho durante el fin de semana.
En un plano más comercial, las funciones “Year in Review” y “Look Back” de Facebook también nos animan a recordar acontecimientos pasados. También existe una aplicación llamada Timehop que recopila fotos y publicaciones antiguas de las redes sociales y las redistribuye para que puedas conectar con el pasado. El “problema” de algunas de estas aplicaciones es que otra persona elige qué recuerdos incluir en tu biografía personal.
Lisa Thomas y Pam Briggs, del departamento de psicología de la Universidad de Northumbria (Reino Unido), sugieren utilizar algo como My Social Book como alternativa. Este sitio web permite transformar el contenido de las redes sociales en un libro tangible que se puede guardar para los momentos de recuerdo.
Thomas y Briggs descubrieron que los álbumes de recortes eran una buena forma de compartir los momentos con otras personas (por ejemplo, parejas, familiares y amigos). Por ejemplo, después de que los participantes en el estudio hicieran sus libros, planeaban mostrar las colecciones a otras personas para discutirlas. Por el contrario, consumir contenidos de las redes sociales sin sentido no suele ser un comportamiento prosocial. Thomas y Briggs también señalaron los beneficios de la reminiscencia para todas las edades (ya que anteriormente se ha asociado a menudo con la edad avanzada).
El poder expansivo de la reminiscencia
A medida que evoluciona su práctica de la reminiscencia, cada recuerdo le ayuda a informarse sobre lo que le hace sentirse conectado. Con la práctica, a través del recuerdo, la diversión se convierte en tu guía para avanzar. Por supuesto, habrá ocasiones en las que busques inspiración fuera de ti mismo: la novedad, la curiosidad y el descubrimiento son sin duda ingredientes clave para divertirse. Sin embargo, el riesgo de dejarse guiar inconscientemente por una avalancha de ideas inauténticas que no son las tuyas -publicidad, redes sociales, los “Jones”— disminuye, y te vuelves mucho más deliberado sobre cómo eliges pasar tu tiempo.
Cuando disfrutamos honesta y abiertamente de nuestros buenos recuerdos a través del acto de rememorar, descubrimos pistas sobre lo que realmente nos ilumina, nos alegra y nos hace sentir conectados a algo más allá de nosotros mismos, y cuando esta magia comienza a suceder, es cuando nuestra rueda de la diversión realmente comienza a girar en una dirección positiva.