Una de las claves para estar en forma mentalmente es la capacidad de descubrir múltiples perspectivas, perspectivas más allá de las que tenemos inicialmente. Pero, con demasiada frecuencia, nos quedamos encerrados en nuestra propia lente perceptiva sobre nosotros mismos.
El liderazgo eficaz requiere que se involucren múltiples perspectivas de dos maneras diferentes: una es cómo se trabaja con otras personas para lograr mejores resultados organizativos, y la otra es cómo se trabaja con uno mismo -cómo se autogestiona- cuando se desencadena.
Cuatro estrategias para cultivar su perspectiva
La perspectiva que utilizas influye en lo que ves, en lo que no ves y en cómo respondes. Veamos cuatro estrategias sobre cómo desarrollar múltiples perspectivas que pueden aplicarse, sea cual sea la situación. Son:
1. Elige la curiosidad sobre el saber.
La curiosidad significa tener un fuerte deseo de aprender o conocer algo. Es un sentimiento expansivo, y para la mayoría de las personas, este estado se siente realmente bien. Francesca Gino, científica del comportamiento y profesora de la Harvard Business School, expuso hace unos años en un artículo de la Harvard Business Review los argumentos empresariales a favor de la curiosidad. Cita algunas de las ventajas empresariales que se derivan de la curiosidad:
- Menos errores en la toma de decisiones.
- Más innovación y cambios positivos en trabajos tanto creativos como no creativos.
- Conflicto grupal reducido.
- Comunicación más abierta y mejor desempeño del equipo.
En una encuesta que realizó Gino entre más de 3000 trabajadores, solo alrededor del 24 % informó sentir curiosidad en su trabajo de manera regular, y alrededor del 70 % dijo que enfrenta barreras para hacer más preguntas en el trabajo.
La curiosidad a menudo es aplastada por el estado de “necesidad de tener razón”. Estas son algunas de las diferencias en los resultados cuando hay curiosidad frente a la necesidad de tener razón:
Curiosidad
- Ampliar posibilidades.
- Atrae ideas.
- Destapa, descubre datos.
- Profundiza las relaciones.
- Eleva la moral de los demás.
- Abre diálogo.
La necesidad de tener razón
- Cierra las posibilidades.
- Inhibe las ideas.
- Datos perdidos (no vistos, no escuchados).
- Daña, dificulta las relaciones.
- Baja la moral de los demás.
- Cierra la comunicación.
Debemos esforzarnos por elegir la curiosidad tan a menudo como podamos, tanto en el liderazgo como en la vida. Cuando te des cuenta de que necesitas tener razón (conoces el sentimiento), practica el cambio a la curiosidad.
2. Afloja tu propia perspectiva.
Siempre hay otras maneras de ver cualquier situación dada. Puede ser difícil cuando te enfrentas a una situación problemática, pero usar solo una perspectiva siempre limita tus opciones. Limitas las posibilidades que puedes considerar, los movimientos que puedes hacer, cómo te presentas como líder. Y, en última instancia, limita los resultados que puede lograr.
Para relajarse con su punto de vista, reconozca que su perspectiva es solo una de las múltiples lentes posibles. Acostúmbrate a asumir que siempre hay más formas de percibir, interpretar o comprender una situación que tu forma actual. Por ejemplo, a menudo me encuentro con clientes de coaching que creen que ya conocen la solución a un problema. Pero, ¿y si hay una solución mejor u otra que aún no se ha descubierto? La única forma de encontrarlo es aflojando la perspectiva.
3. Descubre múltiples perspectivas.
Una vez que puedas reconocer que tu perspectiva perceptiva no es la única, sino una, puedes empezar a cultivar estos dos hábitos:
- Haga preguntas abiertas en lugar de preguntas de tipo “sí/no”.
- Escuche atentamente, en lugar de planificar su respuesta mientras otra persona está hablando.
Las preguntas abiertas suelen empezar con palabras como “cómo”, “qué”, “por qué” y “cuéntame”. Invitan a la otra persona a dar una respuesta meditada con algún detalle y contexto. Una vez que hayas formulado una pregunta eficaz, mantén tu actitud de curiosidad mientras la otra persona responde. Eso te coloca en la posición de estar escuchando atentamente. Tus subordinados directos y tus compañeros tienen la oportunidad de ser escuchados, ejerciendo su capacidad de contribuir y se sienten apreciados. Adoptar este enfoque es una forma de desarrollar líderes adicionales.
Empiece a entrenarse para escuchar durante más tiempo. En cuanto notes que te has deslizado hacia el “saber”, suéltalo. Vuelva a la escucha, a la curiosidad, al descubrimiento.
4. Amplíe su perspectiva.
Los líderes que anteponen sus propios intereses a los de su equipo u organización se encuentran en todas partes. La mayoría de los líderes parten de esta perspectiva, y el interés propio es la peor lente posible. Supongamos que ha habido una reestructuración reciente en su empresa y que usted ha sido degradado. Su éxito a la hora de avanzar estará en proporción directa a su capacidad de adaptarse, ser flexible y cumplir. Cuando se producen estos cambios organizativos, entreno a los líderes afectados para que cambien su perspectiva. Les pido que se comprometan con múltiples lentes de la siguiente manera:
Primera perspectiva: ¿Qué es lo mejor para la organización?
Segunda perspectiva: ¿Qué es lo mejor para mi equipo?
Última perspectiva: ¿Qué es lo mejor para mí personalmente?
Esto no es fácil, pero es parte de ser un líder. Pasar de la perspectiva del yo a la de la organización y el equipo es un gran salto, pero no es imposible. Los líderes que tienen éxito pueden comprender los cambios de la organización y, estén o no de acuerdo con ellos, pueden incorporarse para obtener los beneficios para la empresa y/o su equipo. Las personas que están por encima de usted en el organigrama verán su claro compromiso. Verán tu aptitud mental en acción y tu valor para la organización porque estás alineado con sus intereses.
Abogo por adoptar una perspectiva muy amplia y emplear una mentalidad de crecimiento (en contraposición a una mentalidad fija) para buscar siempre el panorama general. Esto requiere práctica, pero una vez que experimentes las posibilidades que se abren al utilizar múltiples perspectivas, raramente (si es que alguna vez) volverás a esa lente limitada del “yo”.
Piensa más allá de ti mismo y de tus propios intereses. Hacerlo puede suponer un gran liderazgo.