Las buenas intenciones no son suficientes.

Los objetivos a largo plazo se definen como aquellos que requieren más tiempo para ser alcanzados junto con una planificación diligente. Pueden ser objetivos para nuestra salud, educación, carrera, relaciones, etc. Sin embargo, seguir un plan a largo plazo es un trabajo duro. Los seres humanos somos notoriamente malos para seguir nuestros planes. La vida tiene una forma natural de hacer descarrilar incluso los planes más cuidadosamente trazados. El reto consiste en encontrar la manera de cerrar la brecha entre las buenas intenciones y la naturaleza humana.
Los siguientes son algunos consejos para alcanzar tus objetivos a largo plazo.
1. Reconozca el poder de dar pequeños pasos.
La clave para alcanzar objetivos difíciles a largo plazo y desarrollar la motivación necesaria es empezar con pequeños actos. No hay nada malo en apuntar a lo grande, pero podemos ayudarnos a nosotros mismos empezando por lo más pequeño. Por ejemplo, una persona deprimida puede encontrar abrumadores los retos y las tareas de la vida cotidiana, pero esas dificultades pueden parecer menos tediosas después de levantarse de la silla y hacer algo (dar un pequeño paseo o darse una ducha). Una vez que la persona se pone en marcha en la dirección deseada, es más fácil seguir adelante.
2. Divide y vencerás.
Como dice el viejo refrán: “Un viaje de mil millas comienza con un solo paso”. Cambia tu enfoque del objetivo final a una serie de tareas intermedias realizables. Cuanto más específico sea el objetivo (caminar al menos 30 minutos cada día), más fácil será alcanzarlo.
Un objetivo muy abstracto (por ejemplo, mejorar o estar sano) puede no ser factible. Es más fácil posponer las tareas vagas o abiertas con plazos lejanos que los proyectos centrados y a corto plazo. Los objetivos específicos permiten un mejor seguimiento del progreso hacia la meta.
3. Céntrese en menos objetivos.
Como aconsejaba Platón “Haz una cosa y hazla bien”. Tener menos objetivos aumenta las probabilidades de alcanzarlos que cuando tenemos más objetivos conflictivos. Con demasiadas metas, a menudo tenemos miedo de tomar la decisión equivocada, por lo que terminamos sin hacer nada.
4. Tenga una mentalidad de crecimiento.
Algunas personas tienen una teoría fija, creyendo que sus cualidades, como su inteligencia, son simplemente rasgos fijos. Otras tienen una teoría maleable, y creen que sus cualidades más básicas pueden desarrollarse mediante su esfuerzo y educación. Las pruebas demuestran que las personas con una teoría maleable están más abiertas al aprendizaje, están dispuestas a afrontar retos, son capaces de mantenerse en tareas difíciles y son capaces de recuperarse de los fracasos.
5. Encontrar la motivación.
Las personas que persiguen objetivos por razones autónomas (elegidas personalmente) tienen una mayor motivación intrínseca para alcanzarlos y no se ven presionadas por fuerzas externas. Por ejemplo, las personas que hacen dieta por razones más personales tienden a tener más éxito en la pérdida de peso que las personas que hacen dieta por razones más externas. Las opciones elegidas personalmente están impulsadas por la necesidad de crecer y de realizarse.
6. Comprender la importancia de seleccionar los objetivos adecuados.
Tenga cuidado con las falsas esperanzas en la selección de objetivos. Como escribió Oscar Wilde (El abanico de Lady Windermere), “En este mundo sólo hay dos tragedias. Una es no conseguir lo que uno quiere, y la otra es conseguirlo”. La forma en que se seleccionan los objetivos en primer lugar es bastante importante. Por ejemplo, en el contexto de las dietas, es demasiado fácil creer que un cuerpo más delgado conseguirá lo que uno quiere. Aunque es probable que perder peso mejore la salud, puede que no afecte sustancialmente a la personalidad. Por lo tanto, las decisiones que se toman basándose en una falsa predicción de felicidad probablemente no maximicen la felicidad final.